Disfuncionalidades

La Ciudad Residencial de Perlora no se considera un proyecto inconcluso. Aun así, su diseño en la actualidad muestra algunas carencias que en parte se deben a la evolución de las necesidades o los cambios de hábitos de la sociedad. Otras, son vacíos de programa, lugares residuales que no se les ha sacado suficiente partido.


Barreras arquitectónicas

La conciencia social de la accesibilidad universal es bastante reciente y hoy en día se aplican multitud de exigencias en el diseño urbanístico y arquitectónico que entonces no existían. Así, la Ciudad hoy en día no es apta para el libre movimiento de las personas con problemas de movilidad, pero también para cualquier persona que precise de usar un medio con ruedas.

En el apartado arquitectónico, para acceder a la mayoría de las edificaciones es necesario subir uno o varios escalones. En los edificios principales existen grandes escalinatas que dan monumentalidad a los accesos, pero restringen el paso a este tipo de personas, e interiormente, no hay ascensores para acceder a las distintas plantas. En los chalets, sería exigible un mínimo número de ellos adaptados, siendo los más convenientes los de planta baja por su fácil adaptabilidad. Los Hórreos, por su singularidad, podrían quedar exentos.

  

En el apartado urbanístico, aparte del ausente diseño a nivel peatonal en las calles, no existen rebajes de bordillos. En los itinerarios peatonales, por otro lado, los desniveles se salvan con escaleras sistemáticamente, como es claro ejemplo el paseo marítimo. En los accesos a las playas principales, en algunos casos de reciente creación, existe al menos un itinerario en rampa, pero con una pendiente excesiva.

  


Convivencia coche-peatón y aparcamientos

Las calles, tratadas como pasillos de tráfico rodado y aparcamiento, tienen un limitado espacio a los peatones, que se hace palpable en los meses de verano. El uso del vehículo privado en contra del transporte colectivo y la bicicleta provoca situaciones de sobresaturación en domingos estivales con clima favorable, que últimamente se ha incrementado debido a la falta de control. Se invaden zonas verdes y aceras mientras que zonas de aparcamiento lejanas a las playas quedan a medio llenar.

Mal aparcamiento Mal aparcamiento Mal aparcamiento


Ruido ferroviario

La cercanía de la línea de Feve, que recorre todo el sur de la Ciudad, provoca ruido al paso de los convoyes, que pasan con una frecuencia de media hora. La tala de eucaliptos que servían de protección agravan el problema, permitiendo así que el ruido se amplifique por toda la Ciudad. La posible duplicación de la vía aumentará las frecuencias, y por tanto, el ruido.

  


Accesos y relación con el resto de la parroquia

El diseño autónomo y la presencia del límite físico de la vía de ferrocarril provocan una limitada relación con la parroquia de Perlora, que se reduce al acceso principal  y el pasaje junto al camping Buenavista. A largo plazo, con las previsiones del PGOU de Carreño de urbanizar los terrenos tras la vía, será más patente.

Por otro lado, no existe un recorrido peatonal por el acceso principal, lo que obliga a pasar por la calzada en un punto de mayor estrechez, con que provoca situación de inseguridad para el peatón. También el diseño del cruce con la carretera AS-239, junto a una curva, lo convierten en un punto peligroso para el conductor y el ciclista.

  


Apeadero y parada

La Ciudad cuenta con la ventaja de tener un apeadero de Renfe-Feve anexo que lo comunica fácilmente con Avilés y Gijón, al igual que la parada de autobús en la carretera AS-239 junto al acceso principal. Sin embargo, la relación con Oviedo exige transbordos y, debido a los últimos cambios en Renfe, estos penalizan bastante los tiempos de viaje. Actualmente, Oviedo-Perlora en tren exige una espera de media hora en la estación de Veriña.


Vacíos y espacios sin resolver

Existen diversos rincones dentro de la Ciudad que se encuentran sin uso o sin una solución de relación con el resto del conjunto. Son no-lugares, espacios residuales, correspondientes a praderas poco cuidadas en las traseras de las manzanas. En la mayoría de los casos necesitan una rehabilitación del manto vegetal, mejor accesibilidad y potenciación con nuevos usos:

Vacíos

  • Entorno a los edificios principales, espacios traseros degradados junto a Dirección o al Comedor nº2, y en menor medida, entorno a la Iglesia.

  

  • Zonas irregulares junto a la costa, con mala accesibilidad y aparición ocasional de vegetación invasiva.

  

  • La pradera que acompaña a la vía del ferrocarril, usada como atajo o pista de footing pero sin una buena adecuación.

  

  • Solares de edificaciones derribadas, como el de la Residencia.

 

  • Pradera entre la carretera de acceso y la vía de ferrocarril, espacio residual con un interesante aterrazamiento.

 

  • Cerro de Los Peñones, junto a la ensenada de Perán, usado como puerta trasera de la Ciudad, con los talleres y el depósito de aguas, hoy en desuso, y un pequeño pinar de difícil acceso.

 

  • Entorno a las pistas deportivas, mal integradas y carentes de una buena relación con la estructura de la Ciudad.

 


Acondicionamiento térmico

El conjunto de las edificaciones carecen de prestaciones térmicas básicas tanto pasivas como activas, debido un pretendido uso estacional del complejo. Principalmente, no disponen de una envolvente térmica adecuada, reducida a cámaras de aire sin aislamiento en los muros. Por otro lado, inicialmente no disponían de calefacción, si bien, en los últimos años se fueron equipando los chalets de acumuladores eléctricos de baja potencia.